Nacimos para ser delivery.
Todo empezó con un sueño y una parrilla prendida en un barrio lleno de vida. Juan Camilo Restrepo, un pelado con corazón de cocinero, siempre pensó que las hamburguesas debían ser algo más: algo auténtico, algo que no solo llenara el estómago, sino que dejara una sensación de “quiero más”. Después de pasar años metido en restaurantes y ahorrando cada peso, en 2015 decidió lanzarse al ruedo y abrir su primer Punto Burger con el apoyo de su familia.
La fórmula era sencilla: ingredientes frescos, porciones que satisfacen y un sabor casero que te hace sentir en casa, pero con ese toque que solo los que saben, entienden. El primer Punto Burger apareció en una esquina con un aire humilde, pero con un aroma que arrastraba a los transeúntes. Sin necesidad de megacampañas ni anuncios rimbombantes, el boca a boca hizo su magia, y las filas comenzaron a hacerse más largas.
Desde entonces, lo único que creció fue el amor por las hamburguesas de verdad. Aquí no hay nada de aditivos ni mentiras. Punto Burger, lo que ves es lo que te comes.
Con el tiempo, la gente se fue enamorando tanto de las hamburguesas que Juan Camilo no tuvo más remedio que abrir un segundo local. Y luego un tercero. Con cada nuevo punto, se mantenía firme en su filosofía: carne jugosa, pan artesanal y salsas caseras, siempre fiel a lo que lo hizo destacar desde el principio. Hoy en día, Punto Burger tiene varios puntos en la ciudad, convirtiéndose en una marca que todos reconocen como sinónimo de hamburguesas de calidad, accesibles para todos.
Pero, aunque la cosa creció, Juan Camilo no ha perdido el rumbo. Todavía se da el tiempo de visitar cada uno de sus locales, de asegurarse de que todo esté en su punto y de mantener ese espíritu con el que arrancó: ofrecer la mejor hamburguesa, sin que el precio se convierta en un obstáculo para disfrutarla.
